SIBIUAS

Revista de la Dirección General de Bibliotecas ISSN (en trámite)



LITERARIA

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LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A

VERTE O EL IN-SOPORTABLE DOLOR DE LA PÉRDIDA


KARIM JOSUÉ CARVAJAL RAYGOZA

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FRIDA ISABEL CARAVAJAL SOTO

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Recibido: 15 de noviembre de 2022.

Aceptado: 2 de marzo de 2023.



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SIBIUAS Revista de la Dirección General de Bibliotecas Vol. I, Núm. 1, ISSN (en trámite)



   Literaria

SIBIUAS Revista de la Dirección General de Bibliotecas

Vol. I, Núm. 1, ISSN (en trámite)


RESUMEN


El presente trabajo reseña La ridícula idea de no volver a verte de la escritora española Rosa Montero, que aborda parte de la biografía de Marie Curie, galardonada en dos categorías - Física y Química - al Nobel. Quien, tras la muerte de su esposo, pasa por una serie de vicisitudes relacionadas con el duelo y una sociedad machista, contra la que tuvo que remar contracorriente y sobreponerse al in-soportable dolor por la pérdida de Pierre Curie. Un relato plagado de reflexiones profundas sobre la vida, la muerte, el papel de la mujer en la sociedad, el dolor emocional, la condición humana; conduciéndonos de a poco a la aspiración suprema de todo ser humano, habitar la ligereza de la vida, la felicidad. Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo: la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina. Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero […] Nunca se siente uno tan auténtico […]


Con este parágrafo, Rosa Montero nos introduce en una de las obras que he leído en menos tiempo y de una forma un tanto adictiva. Creo que ese primer día de lectura fue como si mi presente se partiera, pues estando en duelo por la muerte reciente de mi padre y la proximidad del nacimiento de mi primer nieto, esta entrada caló hondo. A Rosa Montero la conocí como periodista por sus columnas en el diario El País. El abordaje de temas tan diversos y controvertidos me hizo seguirla en las redes sociales, descubriéndola como toda una influencer, con miles de seguidores. Como escritora no la había leído, hasta que el estreno en la plataforma Netflix de la película “Madame Curie” en 2019, evocó la novela que recién he leído con fruición y que aquí reseño. Respecto a la película, se trata de una extraordinaria biografía sobre la vida y el legado científico del matrimonio Curie, cuya protagonista es Marie Curie, que por circunstancias desafortunadas enviudaría siendo muy joven a sus 39 años, tras un accidente fatal en el que acaeciera su esposo y compañero de vida sentimental e intelectual, Pierre Curie, bajo las ruedas de un carruaje tirado por caballos en alguna calle de París.

Es la in-soportable pérdida lo que motiva a Rosa Montero a escribir una novela sobre la vida de Marie Curie, después de que su editora le hiciera llegar el diario que esta notable científica escribió durante un año, tras la muerte de Pierre. Montero refiere que la tarea que le encomendaron fue trabajar una introducción para la publicación de dicho diario. Sin embargo, su lectura la sacaría del estancamiento creativo por el que pasaba —por el duelo que ella misma también vivía por la muerte reciente de su esposo Pablo—proponiéndose escribir una novela. Entrar en la lectura de La ridícula idea de no volver a verte, es ingresar en un océano de emociones que va evocando la autora con su prosa exquisita. Emociones que nos hablan de la condición humana, de lo frágil de la vida, del inefable dolor por las pérdidas, pero sobre todo, de la capacidad para reinventarnos y sobreponernos de las vicisitudes de la vida.

Esta novela sale en su edición escrita en 2014 por Editorial Planeta, España. Ha sido traducida a más de veinte idiomas. Editorial Planeta México la lanza bajo el sello de Booket en 2018 y en 2022 sale su décimo quinta reimpresión en nuestro país bajo el mismo sello. Está de más decir que la obra fue galardonada con el Premio Nacional de las Letras Españolas en 2017. Ello nos habla de la penetración que tiene, no sólo esta magnífica narrativa de la pluma de Montero, sino toda su vasta obra. De inicio, no sabía cómo clasificar La ridícula idea de no volver a verte, pues me parecía que no cumplía con los criterios para una novela propiamente; su narrativa era de ensayo, aunque su contenido aludía más al género biográfico y autobiográfico. Entonces, ¿dónde colocar este emotivo relato? Acudí a revisar algunos artículos a propósito de la obra de Montero, hasta que encontré una entrevista en la que, tras la pregunta obligada respecto de en qué lugar clasificarla, ella responde categórica: “es un ensayo novelado”. A pesar de no recurrir a la ficción de forma deliberada como en la novela, en tanto que estas son habitadas por personajes no reales, hace gala de un ejercicio interpretativo de la vida y del duelo vivido por Marie Curie, a través de las páginas de su diario y de su vida propia —de la escritora —, es decir, se introduce en lo subjetivo a partir de lo factual.

Marie Curie es una de las científicas más notables de principios del siglo XX, galardonada con dos premios Nobel. El de Física en 1903, junto con su esposo Pierre Curie y el profesor Henri Becquerel, por los descubrimientos del Radio y el Polonio, dos nuevos elementos radiactivos; y en 1911, el Nobel de Química por sus investigaciones sobre el Radio y sus compuestos, cuyo galardón lo recibió en honor a la memoria de Pierre Curie.

Entro en el salón. Me dicen: «Ha muerto.» ¿Acaso puede uno comprender tales palabras? Pierre ha muerto, él a quien sin embargo había visto marcharse por la mañana, él, a quien esperaba estrechar entre mis brazos esa tarde, ya sólo lo volveré a ver muerto y se acabó, para siempre.1

Marie Curie enviudó prematuramente —si para ello existe un tiempo— quedándose a cargo de dos hijas y una carrera científica floreciente, que por un instante se ve ensombrecida por el dolor de la pérdida del ser amado. A veces [tengo] la idea ridícula de que todo esto es una ilusión y que vas a volver. ¿No tuve ayer, al oír cerrarse la puerta, la idea absurda de que eras tú?2 Son extractos de su diario que destilan un dolor desgarrador, que sólo fue cicatrizando a base de la palabra. Un año intenso de escribirle a su muerto, de hablarle a Pierre, su esposo, su compañero, su colega. Pues como afirma Montero “Sí, hay que hacer algo con la muerte. Hay que hacer algo con los muertos. Hay que ponerles flores. Y hablarles. Y decir que les amas y que siempre les has amado”. Eso hizo Marie Curie, vivir su duelo con seriedad y pasión, como todo lo que hizo en su vida. Después de un duelo uno no se recupera, se reinventa.

Así es como Rosa Montero nos ofrece un emotivo ensayo novelado, plagado de reflexiones profundas sobre la vida y la muerte, esa sensación inefable cuando un día toca a la puerta y pierdes a un ser amado. Ofrece hojas de ruta como guías para afrontar el duelo, una especie de pedagogía tanatológica, ilustrando cómo la palabra hecha relato puede aliviar el in-soportable dolor. “[…] es una cuestión de narración. De cómo nos contamos a nosotros mismos. Aprender a vivir pasa por la palabra”. Ayer di la primera clase sustituyendo a mi Pierre. ¡Qué desconsuelo y qué desesperación! Te habría hecho feliz verme como profesora en la Sorbona, y yo misma lo habría hecho por ti encantada. Pero hacerlo en tu lugar. Oh, Pierre mío. ¡Se podría soñar una cosa más cruel, cómo he sufrido, qué desanimada estoy! Siento que la facultad de vivir ha muerto en mí, y no tengo más que el deber de criar a mis hijas y continuar la tarea aceptada. Quizá también sea el deseo de demostrarle al mundo y sobre todo a mí misma que aquella a quien tú amaste realmente valía algo.3 Es así, al hablarle a Pierre, donde se rehace, se reinventa Marie Curie. Donde comienza a hallarle sentido a su relato como un nuevo acto de creación. Pero los sucesos por los que pasa Marie Curie no comienzan ni terminan con la



  1. Diario de Marie Curie

  2. Diario de Marie Curie

  3. Diario de Marie Curie



    in-soportable pérdida de Pierre, sino que se les presentan desde su época de estudiante, en su lucha por romper los prejuicios machistas de una sociedad, exacerbados por la represión rusa sobre su país natal, al que tiempo después se reconocería como República de Polonia. Esto le valdría una toma de conciencia y un posicionamiento ideológico en pro de la libertad e igualdad. Aunado a que su apego al positivismo de Comte, le apartaría de la religión, encontrando una pasión por la ciencia como una fuente de progreso social.

    Fue una “mutante”, así adjetiva Rosa Montero a Marie Curie, pues en una época y en una sociedad en la que la mujer tenía un papel ínfimo en la vida intelectual y social, logró licenciarse en Física y Matemáticas, para más tarde obtener un doctorado en ciencias y ser la primera mujer en ostentar la titularidad de la cátedra de Química en la Sorbona de París. Además, de dos Nobel en diferentes categorías, récord aún imbatible.

    Marie y Pierre, a decir de Montero, fueron unos frikis, pues ambos eran un tanto extravagantes y raros para la época. Rompían con todo esquema de “normalidad”. Se cuenta que al principio de su relación, Pierre en lugar de mandarle flores o bombones, le envió una copia de su último trabajo titulado “Sobre la simetría de los fenómenos físicos. Simetría de una zona eléctrica y una zona magnética”. Pero es en esas rarezas donde se encontraron, se amaron, pues “el amor consiste en encontrar a alguien con quien compartir tus rarezas”, refiere Montero.

    Te habíamos hecho las natillas que te gustaban. Dormíamos en nuestra habitación con Ève [que por aquel entonces tenía catorce meses]. Me dijiste que prefería aquella cama a la de París. Dormíamos acurrucados el uno en el otro, como de costumbre, y te di un pequeño chal de Ève para que te taparas la cabeza.4

    Intimidad a flor de piel expresada en la compenetración y el vínculo afectivo- amoroso. Erotismo.

    Tus labios que yo solía decir eran exquisitos, están pálidos, descoloridos […] Qué golpe ha sufrido tu pobre cabeza, que yo acariciaba tan a menudo tomándola en mis manos. Y una vez más te besé los párpados que tú cerrabas tan a menudo para que yo los besara, me ofrecías la cabeza con un movimiento familiar que recuerdo hoy y que veré difuminarse en mi memoria; ya el recuerdo es confuso e incierto.5 Fue tan intenso el duelo que vivió, ese hablarle constantemente a Pierre, expresarle el amor prodigado, rasgando de la memoria los recuerdos memorables que pasaron juntos, esas trivialidades que le dan sentido a la humana condición, que a un año de su partida cerró su diario.

    Hace un año. Vivo para sus niñas, para su padre anciano. El dolor es sordo, pero sigue vivo. La carga pesa sobre mis hombros. ¿Cuán dulce sería dormirse y no despertarse más? ¡Qué jóvenes son mis pequeños cariñitos! ¡Qué cansada me siento!

    ¿Tendré todavía el coraje de escribir?6 Para 1910, Marie aparece rejuvenecida, dejando el duelo atrás, feliz y con un vestido blanco, sin su habitual vestido negro. Estaba enamorada. El afortunado era Paul Langevin, antiguo alumno de Pierre, amigo y colaborador del matrimonio Curie.

  4. Diario de Marie Curie

  5. Diario de Marie Curie

  6. Diario de Marie Curie, abril de 1907. Último relato.


    Sólo que la relación sufriría un inconveniente por la condición civil del que más tarde inventaría el sonar: era casado. El 4 de noviembre de 1911, un día después de concluido el Congreso Slovey, que reunía a las mentes más brillantes en Física y Química, estalló el escándalo. “Una historia de amor: Madame Curie y el profesor Langevin” reporta el periódico Le Journal, tras el descubrimiento por parte de la esposa del profesor de unas misivas que llevaban por remitente a Madame Curie, cartas de amor, pasión y erotismo. Un linchamiento moral cayó sobre una de esas mentes brillantes, que esa misma semana sería notificada de la concesión del Nobel de Química. Temiendo lo peor, en cuanto a la publicación de las cartas, responde en Le temps “Creo que todas las intrusiones de la prensa y del público en mi vida privada son abominables […] No hay nada en mis actos que me obligue a sentirme disminuida. No añadiré nada más”. Pero la cosa no se detuvo ahí, sino que fueron publicados extractos de las cartas en el Lóeuvre con el título “Los escándalos de la Sorbona”, ante lo cual la propia Academia del Nobel le pide abstenerse de ir a Suecia a recibir el galardón.

    Marie Curie hace de nuevo un posicionamiento muy progresista y liberal, dentro de una recién terminada época victoriana, donde el machismo acérrimo era moneda de cambio. Responde: La acción que usted me recomienda me parece que sería grave error por mi parte. En realidad, el premio ha sido concedido por el descubrimiento del radio y el polonio. Creo que no hay ninguna conexión entre mi trabajo científico y los hechos de la vida privada… No puedo aceptar, por principios, la idea de que la apreciación del valor del trabajo científico pueda estar influida por el libelo y la calumnia acerca de mi vida privada. Estoy convencida de que mucha gente comparte esta misma opinión. Me entristece profundamente que no se encuentre usted entre ellos. Refieren sus biógrafos que después de ese escándalo y tras recibir el Nobel de Química, Marie Curie quedó destrozada, al borde del suicidio. Y que para 1913, de nuevo se le vio trabajando en su laboratorio, pero ya no era la misma. Decidió envejecer. Marie Curie murió a los sesenta y siete años. No obstante, “la última vez que subió a la montaña”, como metaforiza Montero esa última osada empresa en nuestra vida, el último reto o la gran obra, fue su participación en la Primera Guerra Mundial iniciada 1914, formando parte de la resistencia polaca, emprendió una travesía para resguardar la reserva de radio para que esta no cayera en manos de los alemanes. Tomó un tren de París hacia Burdeos donde dejó dicha reserva bajo el resguardo de la Universidad de Burdeos. Además, participó junto a las trincheras con los heridos tras convencer a las autoridades de la utilidad diagnóstica de los Rayos X, para tratar médicamente fracturas y mutilaciones. Consideraba que sus descubrimientos científicos eran para ayudar a la humanidad.


    Rosa Montero aduce en su narrativa que quizá esta búsqueda constante de Marie Curie por la aplicabilidad práctica de sus descubrimientos se deba al desdén de su propio padre, cuando tras obtener una décima de cloruro de radio, después de procesar diez toneladas de roca pecblenda, le respondiera en una carta: “Qué pena que este trabajo sólo tenga un interés teórico”. Pero fueron los descubrimientos del Polonio y después del Radio, que una vez informados a la Academia de Ciencias, harían famoso al matrimonio Curie en 1898, generando un interés por sus aplicaciones médicas, sobre todo en las enfermedades tumorales. Cultivar el placer de la vida y la ligereza, quizá fue algo que buscó Marie Curie de forma denodada; en algunas líneas de su diario lo deja entrever, en la referencia a excursiones en el campo, bromas, así como en aquella última discusión donde le pedía a Pierre que no la presionara para ir al laboratorio, que luego la llenaría de culpa al enterarse de su muerte. Años más tarde, en 1928 escribiría a su hija Irène una felicitación navideña, en la que además de desearle parabienes, le invita a vivir el presente con felicidad.

    Cuanto más se envejece, más se siente que saber gozar del presente es un don precioso, comparable a un estado de gracia.7

    Finalmente, Rosa Montero sentencia que quizá con la edad se aprende a escribir mejor: a fin de cuentas, la novela es un género de madurez.

    Recomendar es una empresa arriesgada, sobre todo cuando ésta no es solicitada. No obstante, por la profundidad interpretativa en la que aborda Rosa Montero la vida y legado científico de Marie Curie, creo que vale mucho la pena sumergirse en su lectura, donde no se encontrará una novela sentimental ni un ensayo científico, ni mucho menos una biografía ni autobiografía alguna —por la implicación personal de Montero en la narrativa—, sino que hallarás una mirada compleja y de conjunto sobre la condición humana, no en el sentido genérico, sino situada en vidas extraordinarias como la de Marie Curie, quien movida por sus pasiones personales, su mentalidad de época, es decir, sus ideales, pudo obtener logros importantes para la humanidad, pero sobre todo, pudo sobreponerse a prejuicios y estigmas construidos en torno a las mujeres y su papel en la sociedad. Creo que la vida de Marie Curie refleja el empuje de muchas mujeres contemporáneas, profesionistas, científicas, madres, esposas e hijas que con sus motivaciones propias van abriendo camino, sin perder la brújula en la que tarde o temprano habrán de habitar: la ligereza de la vida, esa que da el goce del presente, la felicidad.


  7. Fragmento de carta a Iréne

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