FERMENTED MILK AS ALTERNATIVE FOR TREATMENT OF ARTERIAL HYPERTENSION
Sección: Avances de Investigaciones
Luis F. Meza-Osuna
ORCID: 0009-0003- 7743-4392
Joel Lopez-Perez
ORCID: 0009-0003-8791-1383
Victor Wilson-Corral
ORCID: 0000-0002-3155-1310
Recibido: 12 de octubre de 2023.
Aceptado: 22 de noviembre de 2023.
La proporción de la población mundial que padece hipertensión arterial crece rápidamente y esta enfermedad sigue siendo una de las principales causas de muerte en el planeta. Se estima que más de 1 000 millones de personas en todo el mundo tienen presión arterial alta y, se proyecta que para el año 2025, esta cifra se incremente a 1 600 millones. En la actualidad, la atención de las ciencias de la salud humana se ha enfocado fuertemente en las enfermedades de origen metabólico, como cardiopatías y diabetes, así como las relaciones entre éstas y la microbiota intestinal. Cuando la microbiota intestinal muestra una estructura alterada, aunada a una disminución de su riqueza y diversidad, inducen un estado conocido como disbiosis. Esta circunstancia afecta directamente al metabolismo y puede conducir al desarrollo de enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad y la colitis. Estudios recientes han propuesto que, una alternativa de tratamiento para problemas de hipertensión, podría ser el consumo de leche fermentada, porque se sabe que es un inductor de cambios en la microbiota intestinal y ayuda a inducir una eubiosis, con una consecuente atenuación de la presión arterial.
The prevalence of arterial hypertension is rapidly increasing, making it a leading global cause of mortality. Currently affecting over 1 billion people worldwide, this number is expected to rise to approximately 1.6 billion by 2025. The field of human health sciences is currently heavily focused on issues of metabolic origin. Dysbiosis, characterized by an altered structure and reduced richness and diversity of the gut microbiota, has been identified as a contributing factor. This dysbiosis directly impacts human metabolism, potentially leading to the development of various diseases, including hypertension, diabetes, obesity, and colitis. Recent studies suggest that fermented milk consumption could serve as an alternative treatment for hypertension. By inducing changes in the intestinal microbiota and promoting eubiosis, fermented milk may contribute to a reduction in blood pressure. This
emerging research emphasizes the interconnectedness of gut health and overall metabolic well-being, providing a promising avenue for addressing hypertension-related issues.
La salud humana es un rubro que mayor atención ha ocupado entre la comunidad científica contemporánea. La salud de un individuo depende de su biología (genética, desarrollo, envejecimiento), estilo de vida (alimentación, ejercicio, consumo de fármacos, hábitos tóxicos, etc.), medio ambiente (factores externos físicos, químicos, biológicos, psicosociales, socioculturales, etc.) y del sistema sanitario que le atiende (utilización de servicios, eficacia, eficiencia, etc.) (Álvarez et al., 2021). Los aspectos a los que se ha enfocado fuertemente la atención de las ciencias de la salud, son aquellos problemas que tienen su origen en la alteración de los procesos metabólicos. El vínculo entre la dieta y la salud se ha convertido en uno de los enfoques principales (Ahtesh et al., 2018). Esta tendencia, ha creado una demanda de alimentos que contienen algunos componentes que promueven la salud más allá de los nutrientes tradicionales (Campbell et al., 2017).
El estudio de los procesos metabólicos ha cobrado gran relevancia en la actualidad. Por un lado, el síndrome metabólico puede describirse como la agrupación, en un mismo sujeto, de alteraciones metabólicas y vasculares o hemodinámicas, entre las que destacan la obesidad abdominal o visceral, la hipertensión arterial, alteraciones del metabolismo hidrocarbonado de variada intensidad y anomalías lipoproteicas que suelen incluir concentraciones elevadas de triglicéridos, colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad bajo y aumento del colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (Real & Carmena, 2005).
Por otro lado, la hipertensión arterial se define como una condición en la cual la presión en los vasos sanguíneos, específicamente en las arterias, es persistentemente elevada (World Health Organization, 2023). Actualmente, se considera que la hipertensión se caracteriza por valores de ≥130 mm Hg para la presión arterial sistólica y ≥90 mm Hg para la presión arterial diastólica (American Heart Association, 2023).
Los cinco rangos de presión arterial reconocidos por la Asociación Americana del Corazón son: a) Normal: Se considera dentro de un rango normal una presión arterial de menos de 120/80 mm Hg; b) Elevada: se produce cuando las lecturas oscilan constantemente entre 120 y 129 sistólica y menos de 80 mm Hg diastólica; c) Hipertensión Etapa 1: es cuando la presión arterial oscila constantemente entre 130 y 139 sistólica o de 80 a 89 mm Hg diastólica; d) Hipertensión Etapa 2: es cuando la presión arterial es constante de 140/90 mm Hg o más; e) Crisis hipertensiva: esta etapa de la presión arterial alta ocurre cuando las lecturas de su presión arterial superan repentinamente los 180/120 mm Hg (American Heart Association, 2023). Se considera esta enfermedad como un fuerte predictor de muerte (Ezzati et al., 2002). De hecho, la hipertensión arterial sigue siendo la principal causa de muerte a nivel mundial (Unger et al., 2020). Este problema de salud lo padecen más de 1 000 millones de personas (American Heart Association, 2022) y se proyecta que, para el año 2025, más de 1 600 millones de personas la sufrirán en todo el mundo (Chen et al., 2021). La alta prevalencia de la prehipertensión, en la población general, ha provocado que aumente el interés en la identificación de los subgrupos de pacientes en mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad (Ezzati et al., 2002).
Durante las décadas recientes, se ha desarrollado investigación para determinar la forma en que la microbiota intestinal influye en las funciones del cuerpo humano (Beltrán- Barrientos et al., 2021). La microbiota intestinal juega un papel relevante en la salud y en la enfermedad así que, la investigación experimental y clínica de la última década ha subrayado el impacto funcional de las comunidades microbianas que habitan el intestino humano (Álvarez et al., 2021). Factores tales como la dieta, la edad, terapias farmacológicas, estrés y, en general, los estilos de vida, influyen en la composición de la microbiota intestinal (Robles-Vera et al., 2017).
Los microbios del tracto digestivo ayudan a mantener la integridad de la barrera intestinal, que actúa en la modulación del sistema inmunológico durante el metabolismo de los alimentos (Wan et al., 2019). Cuando la estructura de la microbiota intestinal se altera
por disminución de su riqueza o su diversidad, se induce un estado conocido como disbiosis (Beltrán-Barrientos et al., 2021). Esta circunstancia afecta directamente al metabolismo humano y puede conducir al desarrollo de enfermedades como la hipertensión arterial (Vallianou et al., 2020), la diabetes (Lau et al., 2021), la obesidad (Tungland, 2018) y la colitis (Shmuel-Galia et al,. 2021).
Es conocido que el consumo de leche fermentada tiene beneficios en la salud humana. Estos beneficios en la salud, han sido positivamente correlacionados con los metabolitos funcionales, producidos durante la fermentación de la leche (Wang et al., 2023). La leche fermentada es fácilmente digerible y mejor absorbida, mediante procesos de hidrólisis proteica y fermentación de la lactosa (Bintsis, 2018). Estudios recientes han mostrado que la adición de levadura puede promover la hidrólisis de la lactosa, sacarosa y proteína de la leche, estimular la conversión de glucosa y aminoácidos, producir sustancias bioactivas y enriquecer el sabor de la leche fermentada (Sun et al., 2023).
También se ha sugerido que la leche fermentada produce cambios en la configuración de las proteínas de la leche lo que conduce a la generación de péptidos bioactivos. Los péptidos son compuestos producidos por la actividad proteolítica de los cultivos empleados en la fermentación de la leche. Se considera que el consumo de leche fermentada puede ayudar a mejorar el funcionamiento intestinal a través de diferentes mecanismos como la producción de mucina y el fortalecimiento del sistema inmunológico, lo que tiene un efecto antagónico a los organismos patógenos favoreciendo el equilibrio de la microbiota intestinal (Martínez-Augustín et al., 2014; Pei et al., 2017) (figura 1).
Comportamiento de la microbiota intestinal influenciada por el consumo de leche fermentada y su efecto en la salud humana
Los probióticos se definen como microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped (Zommiti et al., 2020). Estos productos son ampliamente usados como tratamiento adyuvante en problemas gastrointestinales (Yan et al., 2023). Las bebidas lácteas fermentadas probióticas, productos populares que también contienen excipientes como suplementos nutricionales, edulcorantes o acidulantes; contienen una enorme cantidad de bacterias benéficas vivas que funcionan como probióticos (Marsh et al., 2014). Sin embargo, el proceso de fermentación de la leche se ve afectado por su composición, así como por la cantidad del cultivo iniciador y los probióticos agregados (Guo et al., 2024). Estos probióticos confieren una serie de efectos sobre la salud del huésped, que incluyen: la modulación de la microbiota intestinal, la inmunorregulación, la prevención de enfermedades metabólicas crónicas, la regulación del sueño, las emociones y algunas funciones cognitivas (Gao et al., 2021).
Se han recomendado algunos enfoques para prevenir o reducir la hipertensión
arterial, especialmente y de forma muy importante, la modificación del estilo de vida hacia uno más saludable (Chobanian et al., 2003; Unger et al., 2020). Una alternativa de tratamiento para problemas de hipertensión lo constituyen los probióticos (Ejtahed et al., 2020; Khalesi et al., 2014).
En particular, para este propósito, se han sugerido aquellos probióticos que ayudan a la producción de ácidos grasos de cadena corta específicos (Natarajan et al., 2016; Pluznick et al., 2013). Este tipo de probióticos pueden inducir cambios en la microbiota intestinal y promover la eubiosis, atenuando así la presión arterial. Se considera que los hongos no tóxicos podrían ser candidatos adecuados para la producción de leche fermentada, como nutriente suplementario con efectos antihipertensivos (Mahal et al., 2022).
Estudios in vitro e in vivo han mostrado el efecto antihipertensivo de las leches fermentadas (Beltrán-Barrientos et al., 2021) cuando se utilizan en su proceso diferentes microorganismos tales como Lactobacillus helveticus y Saccharomyces cerevisiae (Hata et al., 1996; Jauhiainen et al., 2005; Kajimoto et al., 2002; Nakamura et al., 2004; Seppo et al., 2003) y Lactococcus lactis (Beltrán-Barrientos et al., 2018). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los efectos promotores de la salud, de las bebidas lácteas fermentadas, dependen en gran medida de la(s) cepa(s) probiótica(s) implementada(s), ya que los efectos probióticos generalmente son producto específico de cada cepa. Se sabe que esto, en parte, es debido a los diferentes metabolitos de fermentación liberados en cada proceso productivo (Guo et al., 2024).
Los problemas de salud humana relacionados con los desequilibrios metabólicos se asocian fuertemente con la disbiosis producida en la microbiota intestinal. Las hipótesis actuales consideran que las leches fermentadas, como se señala en el apartado anterior, aportan algunos microorganismos, tales como lactobacilos y sacharomices, que podrían ayudar a inducir una eubiosis en la composición microbiana intestinal. Así, puede soportarse la hipótesis de que el consumo de leche fermentada podría ayudar a inducir dicho equilibrio microbiológico intestinal y de esta manera aportar una alternativa natural para el tratamiento de este grave problema de salud humana.
Aun cuando ya se está generando gran cantidad de datos empíricos en los que se sostiene la evidencia científica a este respecto, faltan estudios que evalúen el efecto específico de los productos lácteos fermentados sobre la microbiota intestinal y sobre algunos trastornos metabólicos como la hipertensión (Beltrán-Barrientos et al., 2021; Bellikci-Koyu et al., 2019; de Almeida Silva et al., 2020).
Se requiere, también, hacer más investigaciones para aclarar si los efectos de las bacterias probióticas son el resultado de los cambios en la microbiota intestinal y sus subproductos metabólicos; su efecto sobre la restauración de la función de la barrera intestinal; y sobre la endotoxemia, la inflamación y la actividad del nervio simpático renal (Robles-Vera et al., 2017).
Se considera que es crucial determinar la forma en que los derivados de diferentes alimentos producto de la fermentación y la microbiota intestinal pueden tener una influencia en diferentes ámbitos de la salud de los seres humanos (Gentile y Weir, 2018). Adicionalmente, se considera que serán necesarios futuros estudios metabolómicos para ampliar el conocimiento sobre las vías mecanicistas actuales de leches fermentadas y sus efectos antihipertensivos (Chakraborty et al., 2020).
Otra vertiente de investigación que hoy se analiza, son los análisis metabolómicos de la leche para determinar en qué forma estos análisis pueden proveer información útil que permitan promover la estabilidad de las bebidas lácteas fermentadas probióticas, lo cual puede afectar la calidad del producto y su potencial funcional (Guo et al., 2024).
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